Cinco meses han pasado desde que El Niño costero destrozó puentes y carreteras, y arrasó las casas de más 283 mil personas hasta hoy damnificadas al norte del Perú. Tras las intensas lluvias e inundaciones, el país comienza una reconstrucción con cambios y, con ella, la transformación más importante: construir pensando en los efectos del cambio climático.
La Reconstrucción con Cambios —con un plan que en los próximos 3 años invertirá unos 23 538 millones de soles principalmente en obras de recuperación de infraestructura— es una oportunidad para cambiar cómo se planifica y construye la infraestructura en el Perú y, en eso, el financiamiento climático será clave.
- Un plan de cambios
Si bien aún no se puede decir que el Niño costero es consecuencia del cambio climático, el Perú es uno de los países más vulnerables a sus efectos, luego de Bangladesh y Honduras. El 46% de su territorio se encuentra en condiciones de vulnerabilidad alta a muy alta, según el Mapa de Vulnerabilidad Física; un territorio donde el 36% de la población nacional vive.
Con el cambio climático, se espera que en el Perú las precipitaciones ocurran con mayor frecuencia e intensidad y, de acuerdo al Mapa de Susceptibilidad Física, entre las regiones más susceptibles de ser afectadas por las inundaciones están Piura y Tumbes, hoy golpeadas por El Niño costero.
Es por eso que el Plan para la Reconstrucción con Cambios, que construirá más de 46 mil viviendas, 1500 escuelas, 2638 kilómetros de carretera y 192 puentes, debe garantizar que las nuevas construcciones sean resistentes a posibles futuros desastres.
Como ha expresado la ministra del ambiente, Elsa Galarza, la reconstrucción requiere que tanto el Estado como el sector privado asuman los costos para “contar con una infraestructura de calidad, adaptable y flexible que sea resiliente al cambio climático”.
En ese sentido, según el plan presentado por el Gobierno peruano, ya existen 1 921 millones de soles comprometidos a inversiones, de los cuales 1 500 están orientados a la prevención. Las actividades principales son la limpieza de ríos, diques, drenes, y reforzar defensas ribereñas y áreas de contención.
Y es que la inversión en la infraestructura actual y futura contra los riesgos climáticos, puede ser más económica que remediar, como dice Jaime Fernández-Baca, especialista del grupo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y El Niño costero lo ha demostrado.
- Un plan para los más vulnerables
Las regiones de Piura y La Libertad son las más afectadas por las intensas lluvias que generó este evento climático a inicios de año. Por ello, también son las que recibirán más inversión por la Reconstrucción con Cambios.
Las inundaciones y deslizamientos han dejado cerca de 286 mil personas damnificadas y más de un millón de personas afectadas. Además de 135 mil hectáreas de cultivos y 489 puentes destrozados, unos 12 mil kilómetros de carretera y 2915 instituciones educativas afectados, así como 66 mil viviendas colapsadas o no habitables, de las cuales más de la mitad se encuentra en La Libertad y Piura.
Así, por ejemplo, Piura contará con casi la tercera parte del total de inversiones, con S/ 6,656 millones. Sin embargo, en esta desértica región, muchas de las personas, antes desplazadas por las lluvias, ya han regresado a lo que resta de sus viviendas. A esas viviendas que, ubicadas en las riberas de ríos por ahora secos, los convierte una vez más en vulnerables.
Pese a que el cambio climático no es una prioridad para las poblaciones afectadas, como sí lo es su recuperación, la reconstrucción debe tomar en cuenta las necesidades de estas comunidades y una muy importante es no volver a ser vulnerable.
- Un plan con fondos climáticos
Cada año, los países desarrollados y emisores de carbono, movilizan cerca de 100 mil millones de dólares para responder a los efectos de cambio climático y cumplir con las metas del Acuerdo de París. En este panorama de reconstrucción, estos fondos climáticos, distribuidos en proyectos de mitigación y adaptación entre países en desarrollo y vulnerables al cambio climático como Perú, son una gran oportunidad.
“Si vamos a reconstruir el país, aseguremos que sea verde y hay fondos disponibles que no estamos usando. Los fondos están disponibles, lo que falta es plantear proyectos”, precisa Héctor Miranda, director de Red Regenerativa.
Y es que los fondos están disponibles, solo que aún existe una falta de capacitación de los países en desarrollo para presentar proyectos que sean financiados con estos. Este es el caso de Perú que, como precisa Miranda, hoy tiene una "oportunidad impostergable" para lograr sea un modelo de infraestructura sostenible y baja en carbono.
Como discuten los expertos, la reconstrucción con cambios implica una infraestructura sostenible que aborde los riesgos ambientales, y asegure los recursos financieros para construir y mantener esta infraestructura. Frente al gran reto que el Perú enfrenta en los próximos años luego del fenómeno de El Niño Costero, la infraestructura sostenible con financiamiento climático puede ser la garantía de una reconstrucción que logre verdaderos cambios para que esta emergencia no se repita.
Escribe: Sally Jabiel / Foto: Mónica Suárez (PNUD Perú)